La “Canción del jardinero” es un tema dedicado a los
chicos en su primer verso, cuando
habla de las “hojas que cantan/ cuando atraviesa el
jardín/el viento en monopatín”;
pero en el segundo, cuando la autora sueña “con el
olor de un país florecido para mí”,
María Elena apela a una metáfora para comunicarnos
un estado de ánimo ciudadano.
Al final, cuando reconoce que “yo no soy un gran señor/ pero en mi cielo de tierra/ cuido el
tesoro mejor/ con mucho, mucho, mucho amor”, está comunicando un deseo más elevado
que el de dedicarse a la horticultura (sin menospreciar esta noble artesanía).
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